La tasa de empleo de la integración social ha ido en aumento en los últimos tiempos. De hecho alrededor de 10.900 personas fueron contratadas como integradores sociales en 2020, según el SEPE. Esto se debe a que la promoción de la igualdad de oportunidades se ha convertido en una necesidad primordial de nuestra sociedad.

El empleo en la integración social, un abanico de posibilidades

Las opciones de empleo de la integración social son múltiples, dado que las situaciones de exclusión social son variadas y precisan de respuestas específicas. Entre los retos de la integración social está el de ofrecer soporte a las personas de la tercera edad, a las víctimas de violencia de género, a las personas migradas y a las personas con diversidad funcional.

Los lugares de trabajo más comunes

Para que puedas hacerte una idea de los tipos de trabajo que ejerce un integrador social, te citamos algunos de los lugares de trabajo más habituales de este perfil:

  • Los Servicios Sociales en la Administración Pública
  • Centros médicos
  • Centros educativos
  • Residencias de la tercera edad
  • Centros penitenciarios
  • ONG

Los distintos ámbitos de intervención

Por otro lado, los campos de actuación de un integrador social también pueden ser diversos, algunos ejemplos son:

  • la asistencial: dar cobertura a las necesidades básicas de los usuarios, especialmente aquellas relacionadas con la integridad física de la persona.
  • la psicosocial: aumentar el bienestar de las personas mediante el desarrollo psicológico y su relación con el entorno.
  • la educativa: promover el aprendizaje de valores respetuosos con el fin de impulsar un cambio social.
  • la mediación comunitaria: aplicar técnicas de resolución de conflictos en comunidades a través del diálogo.

Si crees que te gustaría ayudar a las personas o colectivos que sufren situaciones de exclusión social, te animamos a que estudies el ciclo formativo de grado superior de Integración Social y que aprendas todo lo que necesitas para conseguir tu meta profesional.