Vamos a aumentar la producción. La demanda crece y el mercado pide más. Sigue habiendo un target con disposición a pagar que no puede comprarnos porque se acaban las unidades. Tenemos una demanda insatisfecha y eso hay que corregirlo. Habrá que comprar maquinaria nueva, software nuevo y contratar más personal. Está decidido: aumentamos la producción. Y tras la sentencia, surge, de entre el silencio, dos preguntas: ¿Y esto cómo lo pagamos?, ¿cómo administrar las finanzas de la empresa?

A eso se dedica el departamento de finanzas de una empresa. A pensar en cómo pagar todos los gastos de la empresa y tratando de que todo tenga un sentido, que haya una cierta unidad de acción y que toda inversión genere el rédito esperado.

Las finanzas son el oxígeno del cuerpo. Respaldan y dan fuerza y vigor a todos los elementos de la empresa. De hecho, una buena gestión financiera puede marcar la diferencia entre una empresa que funcione bien y una que se vea constantemente atascada por la mala gestión de los elementos financieros con que se financian los gastos de una empresa. A fin de cuentas, la comunicación y burocracia en cualquier empresa es como la sangre que abastece el cuerpo humano: a mejor funcionamiento, mayor rendimiento. Si nuestros departamentos administrativos funcionan con fluidez y agilidad, notaremos que el resto de departamentos de la empresa están mucho más oxigenados.

Consejos para saber cómo administrar las finanzas de una empresa:

– Exactitud: Las finanzas son exactas. Sobre todo, en tanto que versan sobre el dinero: un patrón de intercambio único y determinado. ¿Qué significa eso? Que se puede contar. Dinero hay el que hay. Ni más ni menos. Es cierto que existe un margen de maniobra al que llamamos ingeniería financiera.

– Trabajo concienzudo: hay otras áreas de la empresa que permiten un cierto margen de error. Las finanzas no, ya que de ellas depende la viabilidad de la empresa y su continuidad en el tiempo. Por eso vale la pena ser muy concienzudo a la hora de administrar las finanzas. Precisión, laboriosidad, paciencia… son algunas de las cualidades que debería tener cualquiera que quiera estar en puestos de decisión financiera.

– Realismo: a menudo los productos financieros son promesas. Promesas de que esas acciones van a subir, de que ese solar se a va a revalorizar, de que ese banco va a dar dividendos, etc. Son hechos futuros e inciertos. Y en ese sentido, es fundamental manejar los varemos de la incertidumbre. Dos consejos básicos. Primero: usa la razón, las corazonadas en el mundo de las finanzas no existen. Segundo: generalmente, cuánto más riesgo conlleve la inversión, mayor será el porcentaje de beneficio. Hay que saber encontrar el punto medio.

– Matemática y contabilidad: La certeza absoluta de que hay que cuadrar los números. Esa es una de las principales misiones de quien se dedica a las finanzas: asegurarse de que todos y cada uno de los activos de una empresa tengan su correspondiente forma de financiación. Y para ello hay que estar muy bien formado: hay que tener en la cabeza varias nociones contables, hay que estar pendiente de las modificaciones legislativas del Plan General de Contabilidad, hay que ser preciso en los cálculos, meticuloso con los métodos que se emplean. En fin, hay que ser matemáticamente impecable. Para las empresas es fundamental tener expertos en administración y finanzas. Un error en la previsión del financiamiento te puede romper y desajustar toda la estructura económica de la empresa.

– Magia controlada: Las finanzas no son una ciencia cerrada. Hoy en día, las empresas utilizan modos complejos para financiarse. Letras, lising, renting, y otras posibilidades ofrecidas por los bancos y los inversores privados dispuestos a invertir. Cada uno de estos mecanismos ofrece una serie de condiciones distintas. Y es ahí donde aparece la magia de las finanzas. Dónde uno puede demostrar su conocimiento y aplicar la llamada ingeniería financiera. ¿Cómo? Sabiendo qué mecanismos se adecúan mejor a las condiciones y los objetivos de la empresa. Para eso hay que analizar muy bien la situación de partida y conocer muy bien las ventajas y el funcionamiento de cada uno de los elementos del abanico de posibilidades que ofrece el sector de las finanzas. Y eso no es ilegal. Es ingeniería. Es magia.

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