El camino hasta lograr un empleo es un proceso de seducción. Se trata de establecer una comunicación con el empleador a fin de que éste entienda que eres la persona idónea para un determinado puesto de trabajo. Y no sólo se trata de que lo crea, se trata de que lo seas. Pero para seducir son fundamentales dos elementos: ser guapo y vestirse bien.
Empecemos por ser guapo. Lo primero que debes saber es que ser guapo no es una cuestión de suerte sino una cuestión de actitud. No hace falta ganar concursos de belleza para ordenar la belleza propia y mostrarla al mercado laboral. Claro que, no nos referimos a la belleza física sino a la valía profesional.
La actitud del guapo se fundamenta en la honradez y la autoestima. Sinceridad y elegancia. No finjas lo que no eres. Y muestra, con honestidad, lo que posees. ¿Eres trabajador? ¿Inteligente? ¿Rápido? ¿Humilde? Tú sabrás lo que eres. Examínate y trabaja tu marca personal. Conoce cuál es el umbral de tu belleza y siempre irás guapo.
Aunque, ojo, no confundamos al guapo con el chulo. El chulo pretende vendernos una falsedad. Exagera sus rasgos e interpreta un papel que no va acorde con la realidad. Hay que ser elegante. Llevar la belleza propia con clase. Con prestancia. Sabiendo que nos están mirando, pero actuando como si no lo supiéramos.
Así, en el mercado de trabajo tenemos que seguir este perfil: el del guapo honrado. Debemos saber cuáles son nuestras ventajas y puntos fuertes. Sin renunciar a nuestras fortalezas. Sin ocultar nuestros defectos. Sigamos ahora con la vestimenta. No vale sólo con ser guapo. El cuerpo hay que vestirlo. Y es aquí donde entran en acción nuestros estudios.
Nuestros conocimientos y experiencia, todo el bagaje de nuestra vida, es nuestra vestimenta. Es lo que el empleador verá cuando hurgue un poco en nosotros. Por eso hay que vestirse bien. ¿Y con qué podemos vestirnos? Pues si el vestido es conocimiento las piezas de ropa son los distintos grados y estudios que contamos en nuestro haber. Así que aquí viene la respuesta del título ¿qué debo estudiar para trabajar?
Como en todos los aspectos de la vida, a la hora de tomar decisiones, lo primero que hay que hacer es focalizar un ámbito de acción. Mira en tu interior y pregúntate qué es lo que ves. Qué es lo que hay. Probablemente habrá algún loco apasionado por algo. Bien, pues ese algo es el que nos interesa. Nuestro objetivo es acabar mercantilizando esa pasión. Pero no nos precipitemos: primero hay que darle forma al producto.
Una vez hayas detectado que es lo que te apasiona, levanta la vista a la vida y fíjate en qué hace la gente que se dedica a tu pasión. Si te gusta los números y la robótica verás que la gente se dedica a diseñar electrodomésticos inteligentes para nuestros hogares. Si te gusta hablar y vender verás que la gente se dedica al mundo del marketing. Si te gusta la aventura verás que la gente se dedica a emprender. Si eres una persona curiosa y te gusta la tecnología verás que hay mucha gente dedicándose al mundo del desarrollo de APP’s.
Ya nos vamos acercando. Ahora que ya sabemos qué nos gusta y qué profesión o sector está ligado a ello es el momento de decidir qué estudiamos para adquirir los conocimientos necesarios para llegar a ahí. Ante esta disyuntiva no hay una fórmula única. En función de las preferencias de uno, podemos optar por una carrera universitaria o por un grado de formación profesional.
¿Qué estudiar para trabajar y lograr el éxito?
Finalmente, el truco es vestirse equilibradamente. No hay que pasarse de ropa, es decir no hace falta tener 2 carreras y 3 másters para encontrar trabajo. Ni tampoco puede presentarse uno sin nada. Hay que saber combinar bien la ropa y lucirla. Por ello, nosotros os recomendamos una buena opción para vestirse de gala una manera sencilla y óptima, que son los grados superiores de formación profesional que ofrecemos desde FP Jesuïtes UOC en Administración y Finanzas, Marketing y Publicidad, Desarrollo de App’s, y Gestión de Ventas y Espacios Comerciales. Empieza a estudiar para trabajar en lo que te gusta.