El mundo está cambiando y la educación ha de cambiar con él. Hay cosas que perduran pero otras no. En Occidente, la revolución digital y el auge del sector servicios ha hecho cambiar el paradigma laboral y eso nos ha de hacer repensar nuestros modelos. Uno de ellos es nuestro modelo educativo.
Nuestro modelo educativo actual, fue concebido en el siglo XVIII durante la Ilustración y bajo las lógicas de la Revolución Industrial; para una época industrial. Rápidamente, nos damos cuenta de que hay algo que falla; la sociedad ha cambiado muchísimo desde aquella época. Sí que es verdad que ha habido instituciones que llevan tiempo innovando pero en general y, en concreto en el sector público, no se ha innovado hasta hace unos pocos años. Empieza a haber movimiento y los currículums oficiales se están empezando a abrir al cambio, como podemos observar en las últimas leyes educativas. Pero hay que romper con lo negativo del pasado y empezar a construir el futuro.
Ante esta situación, autores con Ken Robinson, que llevan unos años removiendo las conciencias de las personas que forman la comunidad educativa, dicen que hemos de adaptarnos a las nuevas realidades económicas, sociales y humanas. Argumentan la urgente necesidad de este cambio educacional para adaptarnos a las necesidades actuales. Estos autores y autoras, hablan de la necesidad de cultivar la creatividad, la educación personalizada aprovechando las nuevas tecnologías y de estudiar en contacto con la realidad, con problemáticas reales, con proyectos de aprendizaje que solucionen necesidades de la sociedad. Montserrat del Pozo y el trabajo que hacen en sus colegios son un buen ejemplo de ello. Se trabaja por proyectos, los alumnos se auto-organizan el tiempo, las aulas son flexibles, se trabajan los conocimientos trabajándolos no necesariamente memorizándolos, etc.
Una de las preguntas que pueden surgir es: ¿Esto funciona? Sí, funciona y ya hay miles de alumnos de todo el mundo que han estudiado o están estudiando con estas metodologías, como por ejemplo, los alumnos de los centros de Jesuitas Educación. Esta metodología funciona, podemos verlo con un sencillo ejemplo: la diferencia en la necesidad de memorizar respecto al pasado. Está claro que necesitamos la memoria y hay que ejercitarla pero no es la única manera de acceder a la información.
Con herramientas como Google o Wikipedia podemos acceder a miles y miles de artículos con información de todo tipo. Tenemos que seguir memorizando cosas pero es más interesante aprender a relacionar conceptos, seleccionar la información, aplicarla a la resolución de problemas reales, etc. Siempre habrá que memorizar cosas y la memoria es una buena aliada en la vida, pero estas habilidades que acabamos de describir son necesarias para desenvolvernos con éxito en nuestro contexto actual: post-digitalismo, globalización, sociedad de la información, etc.
Podemos observar, que una de las características de los nuevos modelos educativos es el aprendizaje basado en proyectos. Según la definición científica, el ABP es un conjunto de tareas basadas en la resolución de preguntas o problemas a través de la implicación del alumno en procesos de investigación de manera relativamente autónoma, que culmina con un producto final presentado ante los demás.
Este método permite poner el foco de atención en la manera en que los alumnos actúan ante un proyecto planteado en el aula. Como hemos visto, este tipo de aprendizaje lleva consigo muchas ventajas y se plantea como medio a través del cual el alumnado puede solucionar problemas, reales o ficticios, sin que el docente intervenga necesariamente con una lección magistral. Esta metodología de aprendizaje, convierte a los alumnos en protagonistas de su propio aprendizaje, les ayuda a aprender “el saber hacer” y les prepara para enfrentarse a situaciones cotidianas o reales.
La revolución educativa de la metodología ABP
En FP Jesuïtes UOC los alumnos pueden adquirir esas habilidades propias del ABP, a partir del permanente desarrollo de proyectos, seminarios puntuales y formación teórica y práctica en centros de trabajo. Aprender competencias y habilidades a partir del desarrollo de proyectos proporciona a los alumnos una mayor flexibilidad y un mayor progreso al poder poner permanentemente en práctica sus conocimientos académicos. Por otro lado, ofrece mayores oportunidades de aprendizaje a quienes demuestran mayores aptitudes. Todo ello, sin olvidarse y adecuándose a aquellos que requieren de ritmos más lentos. Por último, esta innovadora metodología que utilizamos aporta experiencia en el mundo laboral a partir de las prácticas realizadas en empresas y los casos prácticos trabajados.