Si te interesa la educación infantil quizá has oído hablar de la disciplina positiva. Este enfoque educativo, que tiene su origen en la Viena de 1920, de manos del doctor Alfred Adler, propone una nueva forma de acompañar a los niños en su educación basada en el respeto mutuo, la conexión emocional, la empatía y la colaboración entre niño y educador.

 

Si quieres conocerlo todo sobre la disciplina positiva y cómo introducir este enfoque en tu manera de entender y desarrollar la educación infantil, sigue leyendo. 

 

Disciplina positiva: ¿qué es?

La disciplina positiva es un tipo de enfoque educacional basado no en la corrección y la imposición, sino en la conexión. Creando un vínculo profundo entre los niños, las familias y los educadores, se busca criar al niño en un espacio amable, abierto y sensible. A diferencia de los métodos tradicionales de castigo y recompensa, la disciplina positiva no tiene como objetivo imponer ni corregir el comportamiento de los niños. En su lugar, se busca desarrollar estrategias y habilidades sociales y emocionales con un interés en el respeto y el sentido de la responsabilidad.

 

Los beneficios de esta perspectiva educacional

Algunos de los beneficios y ventajas principales de la disciplina positiva son:

 

  1. Los niños crecen más felices, conectados con su entorno y sus seres queridos, desarrollando un sentimiento de pertenencia sano.
  2. Tiene beneficios a medio y largo plazo, a diferencia del sistema castigo-recompensa, que solo funciona como parche temporal.
  3. Fomenta la autonomía, el sentimiento de responsabilidad, el sentido crítico y la reflexión.
  4. Previene comportamientos erráticos y violentos.
  5. Reconoce, valora y fomenta las capacidades individuales de cada niño.

 

Si te interesan estos y otros consejos sobre educación, te invitamos a echar un vistazo al ciclo formativo de grado superior de Educación Infantil de la FP Jesuïtes en colaboración con la UOC y aprender hoy mismo todo lo necesario para acompañar a los más pequeños en su educación.