El Aprendizaje Basado en Proyectos es una técnica pedagógica innovadora y el eje fundamental sobre la que gira la educación del futuro. ¿Cuáles son las ventajas del Aprendizaje Basado en Proyectos? Esta metodología proporciona experimentación, mejora del trabajo en equipo y de la colaboración grupal, ayuda a elaborar estrategias de ataque para solucionar problemas, etc. Existe otro punto positivo del Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP): la flexibilidad.
Como sabemos, el Aprendizaje Basado en Proyectos consiste, a grandes rasgos, en el planteamiento de problemas de una envergadura notable que deben ser resueltos por los alumnos aportando soluciones integrales que den respuesta a todos los aspectos del problema. Al problema, la estrategia y su solución es a lo que llamamos proyecto. Así, la flexibilidad viene impuesta por sistema.
Sería absurdo tratar de reglar un sistema que busca la creatividad y el trabajo autónomo del alumno. Es decir, si queremos que el alumno haga suyo el proyecto, lo último que debemos haces es atosigarle con normas y pautas. Evidentemente hay que establecer unos mínimos plazos de entrega, pero más allá de esto es importante dar al alumno un margen considerable de libertad y autonomía para no coartar su talento.
En ese sentido, es obvio que la flexibilidad persigue el objetivo de dar autonomía al alumno. Es una manera de decirle: “Ahí tienes el problema. Soluciónalo. Yo no voy a molestarte ni a intervenir. Es tu proyecto. Tu problema”. Ahí el alumno sabe que está solo ante el peligro. Bueno, no estrictamente solo, pues los proyectos acostumbran a resolverse en grupo, pero si sabe que goza del margen de autonomía suficiente para trabajar a su manera.
La flexibilidad en el enfoque de Aprendizaje Basado en Proyectos
Por otro lado, la flexibilidad es requisito esencial para trasladar la responsabilidad del profesor al alumno. Como sabemos, el ABP o Aprendizaje por Proyectos supone un vuelco al sistema pedagógico tradicional. Nuevas reglas. Nueva máxima: los profesores ya no enseñan, acompañan en el aprendizaje personal. La responsabilidad de aprender se traslada al alumno. El profesor está ahí para guiar, pero la carga de solucionar el problema recae única y exclusivamente sobre los hombros de los alumnos.
Y para que los alumnos puedan asumir el papel de protagonistas, deben gozar de un alto grado de flexibilidad. Un proyecto es un elemento dinámico y complejo. Y como tal, no puede ser atacado con fórmulas prefabricadas o con pasos obligatorios. El dinamismo del proyecto, es decir el hecho de que se mueve -en tanto que vamos progresando desde el planteamiento hasta la solución- exige ir variando el foco, los puntos de vista y las herramientas de solución de problemas. La complejidad del proyecto exige que sea atacado des de las diversas aristas existentes. Un problema siempre es poliédrico. Es decir, tiene muchas caras. Y no vale con solucionar algunas, hay que dar soluciones integrales, que resuelvan todo. Todo esto es flexibilidad. Es el componente creativo que corre a cargo de los alumnos. Las respuestas no están en un libro de texto. Hay que encontrarlas. Hay que aprenderlas.
Y finalmente, la flexibilidad es esencial para organizarse. Recordemos que nos movemos en la dinámica de equipo. Hay muchos modos de organizarse. Desde una estructura jerárquica a un colaboracionismo más anárquico. Todas las fórmulas valen si hay unidad. Si el grupo trabaja como una sola pieza. Podemos pensar en que el equipo es como un gran engranaje en el que todas las piezas tienen que girar al unísono. El engranaje es flexible, puedes cambiar las ruedas de sitio pero siempre deben girar en la misma dirección. Y en la organización del equipo podemos aplicar, como en muchas otras cosas, el proverbio latino: in medio virtus. Debemos ser flexibles en nuestra formación, sí, pero hay que delimitar con claridad las tareas que corresponden a cada uno. Que todos estemos cómodos. Y que trabajemos como una sola pieza. La metodología de Aprendizaje Basado en Proyectos está cambiando la educación.