Nada es imposible, reza el eslogan de la marca deportiva Nike. Supongo que la veracidad de la frase nos conduciría a una disquisición filosófica sin salida. Pero lo que ahora nos interesa es el espíritu de la frase: los retos, aunque difíciles, si te los propones puedes conseguirlos. Así que hoy hemos querido abordar el análisis de un reto difícil pero posible: estudiar y trabajar a la vez. Aquí van los aspectos más determinantes a tener en cuenta:

– Distribución del tiempo. Lo primero es tener claro el horario: que módulos de tiempo vamos a dedicar al estudio y que otros al trabajo. A veces los horarios nos vendrán preestablecidos -como ocurre generalmente con las clases- y a veces tendremos flexibilidad, como por ejemplo si trabajamos a distancia. La clave es jugar con los espacios flexibles. En primer lugar, habrá que amoldar estos últimos para no que no se produzcan solapamientos entre ambas actividades.

Y en segundo lugar deberemos distribuir los espacios de trabajo de tal modo que queden dispuestos equitativamente, es decir, combinando las horas de trabajo con módulos de descanso. Es fundamental que la carga total de trabajo quede bien repartida, sino existirá el peligro de sobrepasar la capacidad de nuestro cuerpo y nuestro cerebro y exponernos a una situación de saturación.

– Análisis y plan de ataque. Una vez tengamos claros los módulos de trabajo hay que analizar el objetivo. Hay que pensar hasta dónde queremos llegar y qué medios debemos poner para ello. Un buen ejercicio para ello es diseccionar, tanto el estudio como el trabajo, en unidades más pequeñas y, a partir de ahí, pensar cuánto tiempo y qué medios debemos dedicar para solventar cada uno de esos elementos. Por ejemplo, en el caso del estudio, un modo clásico de hacerlo es la disección por asignaturas.

Pero el análisis debe ser riguroso y realista. Uno debería hacerse preguntas como estas: ¿cuánto tiempo de estudio requiere esta asignatura? ¿cuál es el orden de prioridades entre las distintas asignaturas? ¿qué pide exactamente el profesor de esta asignatura? ¿cómo y en qué formato es el examen? ¿cuál es el temario completo? En base a las respuestas de estas preguntas uno puede saber cuánto tiempo y qué medios debe dedicar a cada asignatura para sacar buena nota. Y con el trabajo lo mismo. Así, si hemos hecho bien el análisis y ya sabemos lo que hay que hacer, podremos construir a la perfección nuestra estrategia de ataque al objetivo.

– Información y sinceridad. Una de las consecuencias habituales de compatibilizar estudio y trabajo es que a uno se le reduce el tiempo que antes tenía para hacer cosas, se le producen solapamientos inesperados entre ambas actividades y a veces la situación puede llegar al límite. Ante esto, sin duda, la mejor solución es ir de cara con todo aquel al que el afecte tu ritmo de vida. No hay nada peor que intentar llegar a todo cuando uno no puede sólo por no querer reconocer que a veces la situación nos sobrepasa.

Siempre será mejor ir de cara. Un fallo no es un problema. La dinámica de la mentira sí que lo es. Porque rompe la confianza y eso lo hace todo más difícil. ¿La solución? Informar siempre de las posibilidades que uno tiene. Y ser sincero cuando uno prevé que no va a poder llegar a todo.

– No renunciar al tiempo libre. Si estudiar y trabajar a la vez se convierte en un esclavismo debes plantearte algunas cosas. Una de dos: o el resultado final va a ser tan bueno que te compensa sufrir durante unos años o debes renunciar a una de las dos cosas para poder llevar una vida digna. Está comprobado que es mejor ser feliz que vivir atosigado sin tiempo para respirar. Ojo, que no pretendemos decir que estudiar y trabajar no sea compatible con tener tiempo libre. Al contrario.

A la persona que se ha lanzado a por un reto como éste se le presupone una capacidad en la gestión del tiempo suficiente como para encontrar huecos para la familia y los amigos. Si uno cumple con los tempos que se haya previsto (y con esto, queremos decir que en la previsión de módulos hay que introducir el tiempo dedicado al descanso) no debe haber problema. Eso sí, es evidente que este sistema de vida requiere de una personalidad metódica y con fuerza de voluntad.

En definitiva, que estudiar y trabajar a la vez es posible, si bien es verdad que hay que estar preparado para ello y hay que tener en cuenta todos estos aspectos.