La sociedad está cambiando y con ella la educación. Tenemos nuevas formas de comunicarnos, nuevas herramientas para trabajar, nuevas maneras de disfrutar el ocio y un contexto económico cambiante. Aunque nuestra dignidad de seres humanos no ha cambiado, culturalmente y tecnológicamente hemos cambiado mucho y en pocos años. La educación debe adaptarse a esos cambios para ayudar a los hombres y mujeres del siglo XXI a sacar los mejor de sí mismos y a sacar lo mejor de la sociedad que les rodea. Tenemos muchísimos recursos que antes eran inimaginables y hay que aprovecharlos. Pero la clave de todo ello es que, estos cambios en la educación y estas nuevas herramientas que podemos usar, hagan que el alumno sea el centro del proceso educativo.

Esta centralidad del alumno en la lógica de la educación puede parecer una evidencia pero la verdad es que no se ha llevado a la práctica como cabría esperar. A veces se pone al profesor como centro del proceso educativo. A través de una serie de profesores bien especializados y bien formados en sus diferentes áreas, podemos transmitir a los alumnos unas serie de conocimientos y competencias. En ocasiones, los centros se concentran mucho en los profesores, sus tareas, los departamentos… Esto está bien y, evidentemente, hay que hacerlo pero teniendo claro el rumbo y el fin de todo ello: el aprendizaje y crecimiento de los alumnos. Si no sirve para dar valor a tus alumnos, no sirve para educar. Toda la estructura, tanto material como académica, ha de estar enfocada a ayudar al alumno a crecer en sus habilidades y en la adquisición más eficiente de los conocimientos.

En otras ocasiones, se ha puesto hincapié en la importancia de transmitir muchos contenidos a los alumnos con la finalidad de que estén lo más preparados posible y que lleguen a la universidad con mucha información en su “mochila del saber”. Largos currículums que asimilar, largas listas que memorizar… Pero, ¿Lo importante es retener datos o información? ¿Es nuestra memoria mejor que Google? Pues ciertamente no. Evidentemente hay que usar la memoria y hay tener una serie de datos para poder funcionar en la vida. Pero lo importante no es memorizarla, sino saber trabajar esos datos, añadir un valor a la información que tenemos, que buscamos y que encontramos. Por tanto, aunque son necesarios, el centro de la educación no pueden ser ni los currículums ni los contenidos. El centro ha de ser el alumno y sus habilidades, aptitudes y actitudes. Y, en base a ello, estructurar los currículums. Ya se están dando pasos en esta dirección, en FP Jesuitas UOC, lo teníamos claro desde el principio.

Dicho esto, hay un error que está ocurriendo en muchas escuelas, institutos y universidades. Fruto de todos los recursos de aprendizaje que nos brindan las nuevas tecnologías, se está cayendo en el error de poner a la tecnología en el centro. La tecnología nos está ayudando a romper barreras espaciales y temporales. Algunos ejemplos de ello son la educación a distancia, el streaming desde cualquier parte del mundo, la representación de realidades a través de la Realidad Virtual, etc. Pero la herramienta, la tecnología, no es buena ni mala; depende de cómo la utilicemos. Podemos usarla correctamente y conseguir grandes resultados o no saber usarla y conseguir lo contrario a lo pretendido. Para poder usar la tecnología correctamente hay que entenderla y saber qué cosas positivas y negativas nos puede aportar usarlas. Esta es la primera reflexión que se debería hacer antes de implantar o utilizar una tecnología. Hay que ser crítico con las oleadas de novedades tecnológicas, para saber sacarles lo positivo.

En FP JE UOC el alumno es el centro de la educación

En definitiva, una de las claves para que el alumno sea el centro de la educación es la metodología. El esfuerzo, sin olvidar el resto de elementos, hay que focalizarlo en la metodología educativa. En el cambio metodológico. De esta manera las entidades educativas punteras están centrando sus esfuerzos en ver cómo cada alumno puede aprender mejor; qué nuevas metodologías ayudan a los alumnos a aprender más y a ser mejores. Esta visión está ayudando a poner a los alumnos en el centro del proceso educativo.

En FP Jesuitas UOC trabajamos para que todos nuestros esfuerzos tengan como fin ayudar a mejorar a nuestros alumnos. Infórmate sobre nuestros ciclos formativos de grado superior.