«El temor de un hombre sabio» es el título de una magnífica novela de Patrick Rothfuss. La novela habla de intrigas universitarias en un mundo fantástico pero hoy nos sirve para abordar un tema de gran interés: la oportunidad de adquirir habilidades profesionales cuando se tienen más de 35 años. Como dice este título, ello es algo que en ocasiones puede causar temor -el ser humano tiende a temer lo desconocido- pero como también dice el título, ese temor sólo lo tienen los hombres sabios, aquellos que saben que vale la pena intentarlo.

Elige tu camino, forja tu destino. Para llegar a un mismo punto existen numerosos caminos. Muchas veces se ha repetido que el truco está en hallar el camino más corto, pero la auténtica verdad es que no se trata de llegar antes sino de llegar bien, contento, satisfecho y feliz. Por eso, el truco no es el atajo sino el camino adecuado. Es decir, cada persona, cada ser humano, con sus defectos y sus virtudes, con sus puntos fuertes y sus debilidades, constituye un proyecto único y diferenciable del resto de seres humanos. Por eso, el mejor camino es el que se adecúa a las posibilidades de cada uno. Hay un cliché muy bonito -sí, también hay clichés bonitos- que dice “sé tú mismo, los demás puestos están ocupados”.

Resulta evidente que para llegar a nuestro objetivo existen numerosos caminos. Existen todas las gamas y todos los niveles de dificultad: desde métodos arduos y travesías fáciles y desde largos caminos a procesos de aprendizaje acelerados. Pongamos ejemplos. Para estudiar y adquirir habilidades profesionales y conocimientos con más de 35 años se pueden hacer varias cosas: comprar manuales técnicos y memorizarlos, apuntarse a una academia o universidad y asistir a clase presencialmente, navegar por internet tratando de aprender de manera autodidacta, comprar fascículos de aprendizaje de un periódico, escuchar audios didácticos en el coche, etc.

Y entre todos estos métodos -duros y suaves, cortos y largos- existe uno que se encuentra en lo que llamaríamos la centralidad. In medio virtus. Estudiar online a distancia. Exige un período de tiempo medio -entre uno y dos años-, es fácil puesto que el temario y los plazos de trabajo vienen predeterminados por el equipo docente y es productivo en tanto que incorpora las últimas tendencias pedagógicas, como el Aprendizaje Basado en Proyectos.

Las habilidades profesionales no son superpoderes pero ayudan

Las habilidades profesionales que uno aprende con más de 35 años estudiando a distancia no son superpoderes. No son una especie de secretos que marcan las diferencia y que te cambiarán la vida de la noche a la mañana. Pero pueden ser una gran ayuda. He aquí una pequeña lista de cosas tremendamente prácticas que uno puede aprender:

  • Conocimientos técnicos: a veces, pensamos que determinadas cosas no sabremos hacerlas nunca y eso es porqué en realidad nunca nos las han enseñado. Por ejemplo: la contabilidad. Uno ve toda aquella masa heterogénea de números y piensa que la complejidad de aquello se le escapa de las manos, que nunca sabrá llevar la contabilidad de su empresa. Y la verdad es que la mayoría de conceptos y sistemas contables pueden aprenderse con facilidad si uno los aprende des de la base.

 

  • Actualización tecnológica: no nos referimos únicamente a los móviles, las tabletas y las tecnologías de la información sino a todos aquellos recursos potenciales que hayan sido creados desde el momento en que uno terminó sus estudios. Software, equipos informáticos, maquinaria, etc.

 

  • Percepción de nuevas tendencias: en este mundo hiperconectado, no hace falta recurrir a revistas especializadas ni a volúmenes enciclopédicos para seguir la evolución de un determinado sector. Todo está en la red. Con las debidas bases e instrucciones uno puede aprender a moverse por la red como pez en el agua. Conforme uno va ganando confianza y va reconociendo el terreno, uno va detectando cómo encontrar los perfiles sociales de los gurús que le interesan, a sus articulistas de cabecera o sus páginas especializadas de referencia. Y luego, uno ya puede ir tirando sólo valiéndose del hipertexto -el llamado link, o enlace-. Esa maravillosa característica de Internet que nos permite ir saltando de un sitio a otro sin tener que volver a los motores de búsqueda. Con los buenos contenidos siempre pasa. Un ejemplo: si encuentras un perfil interesante en Twitter seguro que sus retweet’s te llevarán a descubrir otras cuentas de interés con buen contenido.