En este mundo hiperconectado, cada vez pedimos más. Lo simple, aunque bien hecho, ya no nos sirve. Queremos que una sola persona sea capaz de hacer muchas cosas y muy variadas. Los expertos le han dado a este fenómeno varios nombres. Ahora, se le llama tener “competencias transversales”. Estas son las más valoradas por las empresas:

1. Tomar decisiones: también conocido como personalidad. Ser capaz de asumir los riesgos de una decisión. Calibrar posibilidades y tomar la decisión. Y una vez tomada, ser consecuente hasta el final.

2. Compromiso: dar la certeza de que vas a estar ahí cuando haga falta. Incluso cuando vengan mal dadas. Para eso hace falta constancia, predisposición y actitud de implicación.

3. Comunicación interpersonal: hoy en día existen tantas respuestas que uno no puede almacenarlas todas. Por eso es fundamental llevarse bien con la gente. Para mantener una buena red de contactos de la que puedas tirar cuando la necesites. Por otro lado, un buen comunicador interpersonal se valora por su aportación a la creación de ambiente de grupo.

4. Flexibilidad: lo usarán para medir tu grado de implicación en el proyecto. Si estás a muerte con el proyecto podrás a todas horas, incluso sacrificarás tu tiempo libre en beneficio de la empresa. Hay que encontrar un punto medio. Vale la pena ser flexible. No sirve de nada ser un esclavo.

5. Gestión del tiempo: orden, previsión, productividad. Cada una se deriva de la anterior. En un espacio y tiempo limitado, deviene fundamental dominar el tiempo. Y es que un tipo productivo vale oro.

6. Liderazgo: tres ingredientes: ejemplo, humildad y talento. Con una buena cocción, no hay margen de error. Serás líder.

7. Creatividad y solución de problemas: la ley de la demanda dice que cuando un producto escasea, el precio se dispara. Es lo que ocurre con la creatividad. No la venden en botes ni en cajas. Vale muchísimo.

8. Trabajo en equipo: un clásico que siempre está de actualidad.

9. Responsabilidad: piedra que corona el edificio. Todas las cualidades anteriores perderían el sentido si faltara la responsabilidad.

10. Saber trabajar bajo presión: la vida, que nos autorregula, nos regala con bastante azar momentos buenos y momentos duros. Saber estar en los momentos difíciles es garantía de que vas a estar siempre. En los buenos y en los malos.